Se trata de un hongo
parásito que para su subsistencia necesita desarrollarse principalmente en el
ovario de las flores del centeno, aunque en determinadas ocasiones puede
presentarse en otros cereales.
Se
conoce con el nombre de cornezuelo por la forma que el propio hongo adopta para
resistir durante los meses de abril y mayo.
Sus
dimensiones son pequeñas: puede medir hasta cuatro centímetros de largo y dos
de ancho; longitudinalmente aparece estriado, con hendiduras que lo atraviesan
a lo largo; la forma es arqueada y la coloración oscura, entre violeta y negro.
Como es
un hongo, no tiene flores -ya que su reproducción se produce a través de las
esporas que se forman en los ascos; éstas se transmiten por el viento o por
medio de los insectos y solo germinan cuando encuentran el útero de la flor del
centeno, lo que impide la buena fecundación y la posterior formación del grano
de centeno.
El esclerocio se
recolecta en primavera, justo cuando madura el cereal y se procede a su siega.
De esta forma nos
encontramos con esclerocios mezclados con granos sanos del cereal, por lo que
hay que proceder a su separación.
Una vez separados los
esclerocios, se procede al secado sobre un lecho de cal o bien por medio de una
estufa, pero a una temperatura nunca superior a los 45 ºC.
Para su conservación
se utilizan recipientes que impidan el paso de la luz, a los que se añaden unas
gotas de cloroformo para evitar que los insectos alteren el esclerocio.
Es altamente tóxico;
en la Edad Media provocó incluso una verdadera plaga mortal - en su momento se
llegó a sospechar que se trataba de un castigo divino al desconocerse la
verdadera causa del problema.
El cornezuelo se
ingería en forma de pan que se elaboraba con harina de centeno, muy empleada en
esa época por las clases más des-protegidas que carecían de recursos para
adquirir otro tipo de alimentos.
En dosis altas o
bajas administradas en tratamientos prolongados produce vómitos, espasmos,
dolores de cólico y delirios que pueden conducir a la muerte.
Posee alcaloides como
la ergotamina y la ergotoxina que en dosis terapéuticas se emplean como
estimulantes hemostáticos y vasoconstrictores de la musculatura lisa; se
utiliza en hemorragias, postparto, taquicardias, hipertensión y migrañas.
Por su
alta actividad y a fin de mejorar su dosificación y estandarización se utiliza
el obtenido (a partir del original) de forma semisintética, por lo que su uso
debe limitarse estrictamente a las dosis que prescriba el médico y en la forma
en que éste lo recomiende.
Tóxico.
Vasoconstrictor. Hemostático
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