Cornejo (Cornus
sanguinea)
Árbol de pequeño porte, pero que
puede llegar a medir hasta 8 metros de altura.
Las hojas presentan una tonalidad
rojiza en la parte del haz, que es de forma ovalada, con un peciolo que
representa una quinta parte de la longitud total de la hoja.
Los bordes son enteros y de un
color oscuro, siendo más claros en la zona del envés.
Las hojas presentan venas realzadas
en el envés, mientras que en la parte del haz se encuentran formando
depresiones.
A
lo largo del tallo las hojas se disponen enfrentadas entre ellas.
La
floración se realiza en los meses de mayo y junio, madurando el fruto en otoño.
Las
flores nacen en racimos que salen de las axilas de las hojas; son de reducidas
dimensiones y de color blanco y poseen en su interior cuatro estambres.
Los ramilletes de las flores se
abren todas a la misma altura.
El
fruto es redondeado, de unos 5 milímetros de diámetro, de color azul oscuro y
sabor amargo.
Esta
planta se localiza preferentemente en la zona norte de la península,
encontrándose en zonas al abrigo de la luz, en barrancos y riberas.
En
su composición podemos encontrar productos resinosos, glucósidos y diversos
alcaloides, que en la actualidad no se han identificado en su totalidad.
La hoja contiene ácido salicílico
que, empleado en pequeñas cantidades, actúa como queratoplástico, y en mayor
cantidad como queratolítico, provocando la eliminación de la queratina de la
piel -ya sea total o parcialmente- y produciendo con ello una regeneración
dérmica.
Los
frutos contienen malato cálcico que, junto con la corteza, se empleó en otros
tiempos como febrífugo.
Las
semillas son ricas en aceites; en algunos casos contienen hasta el 1% de su
peso en aceite, que en otros tiempos se empleaba como combustible de lámparas
añejas.
En
Galicia tradicionalmente se le conoce como el árbol de la rabia, por una
creencia popular que le atribuye efectos antirrábicos, hoy día todavía no
comprobados.
Los datos que a continuación se
detallan son los tradicionales, pues hasta la fecha no existe comprobación de
las actividades farmacológicas que se tratan de obtener.
.- Infusión. 5 gramos de los
frutos y corteza previamente triturada se añaden a trescientos mililitros de
agua hervida y se deja enfriar lentamente durante diez minutos; a continuación
se filtra y se toma en una cantidad no superior a las dos tazas al día,
consiguiendo de esta forma una disminución de la temperatura corporal.
.- Decocción de corteza. 5 gramos
de corteza de cornejo se añaden a 200 mililitros de agua, dejándola hervir 5
minutos; luego se filtra y el líquido obtenido se puede tomar tres veces al
día, entre las comidas.
Febrífugo. Analgésico.
Queratolítico