Abedul (Betula
verrucosa)
Se trata de un árbol
conocido desde culturas arcaicas, si bien hasta entrado el siglo XII no se le
atribuyeron propiedades curativas pues con anterioridad solo se aprovechaba su
madera.
Puede llegar a
alcanzar los treinta metros de altura; la corteza tiene un tono
blanquecino-plateado.
Podemos encontrar
ejemplares de este árbol en casi todo el norte de España así como en algunas
zonas altas -por encima de los 1000 metros respecto al nivel del mar- de la
mitad sur de la Península.
En Portugal,
curiosamente, se cultiva a una altura más baja.
Las ramas jóvenes
tienden a encontrarse caídas, penduleantes, con un extremo que presenta unas
verrugosidades que las hacen ásperas al tacto y a las que debe el nombre latino
de "Betula verrucosa".
Dentro del mismo
árbol encontramos flores masculinas y flores femeninas, separadas y bien
diferenciadas; son de un color verde amarillento y curiosamente la floración se
produce antes de salir las hojas, en los meses de abril y mayo, pudiéndose
observar unos amentos masculinos que, tras cumplir la misión polinizadora, caen
al suelo; los femeninos, por su parte, se conservan para formar los frutos.
La recolección se
efectúa en los meses de primavera, recogiendo las hojas- que es la parte a
utilizar- y procediendo a efectuar el secado a la sombra, por debajo de los
40ºC y en lugares bien ventilados.
Se emplea
prácticamente toda la planta: la flor, la savia, la yema, las hojas y la
corteza de las ramas jóvenes.
En las hojas
encontramos gran cantidad de flavonoides (como la miricitrina) que son los
responsables de su marcada acción diurética, empleándose en casos de afecciones
urinarias como cistitis, pielonefritis, litiasis, oliguria e hidropesía.
Si nos fijamos
detenidamente en las hojas, observaremos la presencia de aceites esenciales; un
ejemplo es el betulinol, que contiene una cierta acción febrífuga por lo que su
empleo como antitérmico da buenos resultados.
La esencia de por sí
actúa como antiséptico y cicatrizante, por lo que se puede emplear en determinados
tipos de infecciones.
El principio
aromático de esta esencia es el ácido betulábico.
En la corteza encontramos taninos, cuya proporción puede variar
entre el 10 y el 20 % y que le confiere acción astringente y colerética,
empleándose en disquinesias biliares.
La savia tiene acción
diurética y antirreumática, por lo que se utiliza en procesos de gota y
reumatismo.
.- Infusión de las
hojas. Se añaden 35 gramos de hojas a un litro de agua, dejándolas en contacto
con el agua hervida y fuera del fuego durante diez minutos; al alcanzar los
40ºC se añade un gramo de bicarbonato sódico, aumentando así su efectividad.
Se pueden tomar un
total de tres tazas al día.
Antiséptico.
Diurético. Astringente
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