domingo, 9 de febrero de 2014

HEDIONDO (ANAGYRIS FOETIDA)

Hediondo (Anagyris foetida)

El hediondo es un arbusto que no suele superar la altura de un hombre, a no ser que se encuentre en terrenos muy cálidos, pues entonces puede duplicar su longitud.
Las hojas se componen de tres hojuelas, como las de los tréboles, que son lampiñas en el haz, con numerosos pelitos en el envés y de figura elíptica.
Las flores son de color amarillo verdoso, con una pequeña mancha negruzca que mira hacia arriba, y se agrupan en pequeños ramilletes nacidos de las ramas nuevas.
Se caracteriza principalmente porque despide un olor fétido en cuanto se toca, a lo que debe su nombre.
Se cría por todo el Mediterráneo, desde Cataluña hasta Gibraltar, aunque es raro encontrarla en el interior de la Península.
El hediondo florece en otoño.
De la recolección con fines terapéuticos principalmente interesan las hojas, semillas y sumidades floridas, aunque en algunos lugares utilizan también la corteza.
Pero es una planta que puede ser peligrosa en manos inexpertas, así que no debemos olvidarnos de asesorarnos bien antes de administrarla.
De todas formas, no suele producir muchas intoxicaciones ya que su repugnante olor resulta de lo más disuasorio.
La corteza y las hojas contienen un alcaloide llamado citisina.
Además, en las hojas existen grandes concentraciones de malato cálcico.
Las semillas -aparte de ser ricas en el alcaloide antes mencionado- contienen otro alcaloide, la anagirina, que se relaciona estructural-mente con la lupanina encontrada en los altramuces.
De sus virtudes hay poco que decir.
Las hojas tienen un efecto purgante muy marcado; normalmente se emplean en infusión, pero es difícil ajustar la dosis y sus efectos secundarios no son nada agradables, pues incluyen vómitos, fuertes diarreas, dolores tipo cólico y deshidratación posterior a la pérdida de líquido.
Las semillas son vomitivas y muy tóxicas, siendo las sumidades floridas las únicas partes de la planta que se pueden utilizar con relativa seguridad.
De hecho, parece que se emplean en algunas partes del sur de España como pectorales, en forma de cocimiento.
Del resto de la planta es mejor no hacer ningún uso, salvo por orden facultativa y bajo estricto control.
Con esta planta se preparan infusiones, cocimientos y otras muchas formas bebibles, pero siempre teniendo en cuenta la toxicidad del arbusto.
Además, debemos saber que la solución ideal al problema del estreñimiento no estriba precisamente en el empleo de sustancias laxo-purgantes, sino en el aumento del consumo de fibra -como hemos tenido ya ocasión de comentar en otras ocasiones.
Tóxico. Purgante. Emético


Guija tuberosa (Lathyrus tuberosus)
La guija tuberosa es una planta herbácea perteneciente a la familia de las leguminosas; puede alcanzar hasta tres palmos de altura, con tallos tendidos o trepadores, angulosos y de hojas compuestas.
De los tallos salen hojas verdes que presentan en su perímetro una serie de profundas hendiduras que las dividen, de forma que parece que existe más de una hoja.
Al pie de cada hoja nacen dos estípulas a modo de saetas y del encuentro de la hoja con el tallo surge un racimito florífero de tres a cinco flores de color rosado.
Podemos encontrarla en la mitad norte de la Península, aunque también se localiza en determinadas zonas montañosas del sur.
Por lo general no es una planta fácil de hallar.
La floración comienza en el mes de abril, prolongándose hasta el final del verano en determinadas zonas montañosas.
Produce unas flores de color amarillo que se localizan en las axilas de las hojas, de forma individual.
La recolección se efectúa a finales del verano, con la recolecta del tubérculo.
Para su mejor conservación se recomienda efectuar una serie de cortes en el mismo a fin de reducir el tamaño de la porción a secar, en cuyo caso se procede a una operación mucho más rápida, con lo que se mejora el resultado final.
Su cultivo se puede efectuar tanto por medio de semillas como de esquejes.
Los tubérculos contienen altas concentraciones de almidón.
El rizoma y la raíz poseen gran cantidad de taninos catéquicos que le confieren una acción astringente, gracias a la cual resulta apropiado en casos de diarrea y también para aplicar sobre la piel, como cicatrizante en aftas, úlceras bucales, gingivitis, vaginitis, contusiones y escoceduras.
Asimismo contiene polifenoles y, en menor cantidad, se puede detectar la presencia de esencia.
Todo ello le hace ser un buen antiinfeccioso gastrointestinal, ya que actúa contra las inflamaciones; es también un buen diurético a emplear cuando fallan otros remedios más conocidos y se dispone de esta planta, lo cual no siempre es posible.
.- Decocción. Se añaden veinticinco gramos del rizoma desecado a un litro de agua, dejándolo hervir durante diez minutos; después se procede a efectuar el filtrado.
Se pueden tomar hasta tres tazas al día para conseguir así un efecto antiinfeccioso (a nivel gastrointestinal) y antidiarreico.
.- Decocción para uso externo. Se toman cuarenta gramos del rizoma, añadiéndolo a un litro de agua y dejándolo hervir durante un cuarto de hora.
El líquido obtenido después de enfriarse a temperatura ambiente se puede emplear para efectuar lavados vaginales o también como colutorio.
Astringente. Antidiarreico. Diurético

















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